Wagner pasaría los doce años siguientes en el exilio. Habiendo terminado Lohengrin antes de la llamada insurrección de Dresde, acude a su amigo Franz Liszt, a quien le pide velar por que esta ópera sea representada en su ausencia. Así, Liszt dirige en persona el estreno en Weimar en agosto de 1850.
Sin embargo, Wagner se encontraba en una situación muy precaria, marginado del mundo musical alemán, sin ingresos y con muy poca esperanza de poder hacer representar las obras que elaboraba. Su mujer, Minna, quien había apreciado poco sus últimas óperas, se encerraba poco a poco en una profunda depresión. Para colmo de males, el mismo Wagner enfermó de erisipela, lo que aumentó aún más la dificultad de su trabajo
jueves, 4 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario