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Desde un principio, Wagner fue arrastrado por las ideas de la revolución y el anarquismo (fue compañero de barricadas de Mijaíl Bakunin durante la el alzamiento de mayo en Dresde), así como las ideas socialistas. Diría sobre el desarrollo del socialismo en Inglaterra: "el esfuerzo no apuntaba acaso contra la propiedad, sino a que todos tengan algo" (cuaderno de notas de su esposa Cósima) o "la propiedad ha recibido en nuestra conciencia social estatista una santidad casi mayor que la de la religión" (Conócete a tí mismo, 1881). Fue en sus últimos años cuando se hizo presente en él un renovado cristianismo, mostrándose como hombre en favor de la fraternidad de los pueblos.
Muchos autores se han dejado seducir por la atractiva y diletante idea de un nacionalismo alemán en Wagner, llevándolo a sus últimas consecuencias (vinculándolo al nacionalsocialismo de más de medio siglo después). Lo cierto es que Wagner renegó innumerables veces de lo "alemán" estando su pensamiento claramente más dirigido hacia la idea de la fraternidad y el socialismo que a cualquier forma de nacionalismo (y mucho menos de racismo). Con relación a un posible nacionalismo, Wagner diría por ejemplo sobre Bismarck (paradigma del nacionalismo alemán de su época): "Después de Sedán tenía que haber hecho la paz con los franceses. Con la prosecución de la guerra hasta las puertas de París ha separado a las dos naciones por un siglo" (en lo cual resultó ser realmente visionario). Fueron innumerables las muestras de desprecio hacia la forma en que se estaba formando la nación alemana (en concreto hacia el, según él, "absurdo rearme" prusiano). Otros de sus comentarios serían: "El mundo, y sobre todo también "Germania", resulta cada vez más desagradable" (carta a Emil Heckel del 4 de febrero de 1881). "De los alemanes (...) no cabe esperar gran cosa en ningún caso (...) un pensamiento grande y de alto vuelo, si no es ordenado de arriba a bajo -a la manera de Bismarck".
A pesar de esto, una idea que repitió mucho fue la de las colonias alemanas, como puede verse en su obra póstuma Religión y arte.
Muchos autores se han dejado seducir por la atractiva y diletante idea de un nacionalismo alemán en Wagner, llevándolo a sus últimas consecuencias (vinculándolo al nacionalsocialismo de más de medio siglo después). Lo cierto es que Wagner renegó innumerables veces de lo "alemán" estando su pensamiento claramente más dirigido hacia la idea de la fraternidad y el socialismo que a cualquier forma de nacionalismo (y mucho menos de racismo). Con relación a un posible nacionalismo, Wagner diría por ejemplo sobre Bismarck (paradigma del nacionalismo alemán de su época): "Después de Sedán tenía que haber hecho la paz con los franceses. Con la prosecución de la guerra hasta las puertas de París ha separado a las dos naciones por un siglo" (en lo cual resultó ser realmente visionario). Fueron innumerables las muestras de desprecio hacia la forma en que se estaba formando la nación alemana (en concreto hacia el, según él, "absurdo rearme" prusiano). Otros de sus comentarios serían: "El mundo, y sobre todo también "Germania", resulta cada vez más desagradable" (carta a Emil Heckel del 4 de febrero de 1881). "De los alemanes (...) no cabe esperar gran cosa en ningún caso (...) un pensamiento grande y de alto vuelo, si no es ordenado de arriba a bajo -a la manera de Bismarck".
A pesar de esto, una idea que repitió mucho fue la de las colonias alemanas, como puede verse en su obra póstuma Religión y arte.
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