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Buscó refugio en Riga, donde fue director de coro del teatro alemán de esta ciudad, pero tampoco aquí le fueron bien las cosas al joven matrimonio y, tras una desastrosa función a beneficio del compositor, que no alivió sus deudas, se decidió a huir de sus acreedores.
Llevaba consigo una obra pensada para ser estrenada en un gran teatro, Rienzi. En ella imita el grandilocuente estilo Meyerbeeriano, que había sido su modelo los primeros años, con grandes coros, ballet y una escenografía complicada (como el incendio del Capitolio). París sería su destino; durante la travesía hacia Londres (camino de París) una serie de terribles tempestades le inspiró una nueva opera: El holandés errante (Der fliegende Höllander).
La estancia en París fue un fracaso absoluto para Wagner. Además de no poder estrenar ninguna de sus operas, se vio obligado a trabajar en reducciones para piano y canto de operas italianas entonces de moda, como La favorita de Donizetti. Este fue quizás el origen de su antipatía por la ópera italiana.
Incluso permaneció un breve tiempo en la cárcel de deudores, puesto que sus deudas se acumulaban rápidamente y los ingresos escaseaban. Finalmente fue la ciudad de Dresde la que, gracias a la ayuda de Meyerbeer, aceptó el estreno de Rienzi. Wagner abandonó París con amargura, pero con las esperanzas puestas en su propia patria.Rienzi se estrenó el 20 de Octubre de 1842 con gran éxito, a pesar de su estilo parisiense de gran envergadura (cinco horas). Wagner fue desde entonces un compositor considerado en su patria.
Llevaba consigo una obra pensada para ser estrenada en un gran teatro, Rienzi. En ella imita el grandilocuente estilo Meyerbeeriano, que había sido su modelo los primeros años, con grandes coros, ballet y una escenografía complicada (como el incendio del Capitolio). París sería su destino; durante la travesía hacia Londres (camino de París) una serie de terribles tempestades le inspiró una nueva opera: El holandés errante (Der fliegende Höllander).
La estancia en París fue un fracaso absoluto para Wagner. Además de no poder estrenar ninguna de sus operas, se vio obligado a trabajar en reducciones para piano y canto de operas italianas entonces de moda, como La favorita de Donizetti. Este fue quizás el origen de su antipatía por la ópera italiana.
Incluso permaneció un breve tiempo en la cárcel de deudores, puesto que sus deudas se acumulaban rápidamente y los ingresos escaseaban. Finalmente fue la ciudad de Dresde la que, gracias a la ayuda de Meyerbeer, aceptó el estreno de Rienzi. Wagner abandonó París con amargura, pero con las esperanzas puestas en su propia patria.Rienzi se estrenó el 20 de Octubre de 1842 con gran éxito, a pesar de su estilo parisiense de gran envergadura (cinco horas). Wagner fue desde entonces un compositor considerado en su patria.
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